Amor más allá de la muerte - Capítulo 8; Tranquilidad
Tras el ultimo rayo de luz natural, las calles comenzaron a iluminarse con velas y antorchas.
Mariam descorrió las cortinas, algo en su interior le gritaba que podía dejar de esconderse. La luna era grande y brillante, el cielo nocturno estaba despejado y las estrellas brillaban con intensidad.
La habitación era iluminada tenuemente por la luz de la luna que entraba por los grandes ventanales de la habitación.
Ella se quedo mirando a través de una de las ventanas, pensando en todo aquello que Tanon le dijo tan mordazmente.
Sumida en sus pensamientos no se percató de la entrada de Tanon en la habitación. Llevaba consigo un precioso vestido rojo. Lo dejó en la cama con delicadeza, cuidando de no arrugarlo.
-Detrás de aquella puerta puedes limpiarte. Te espero abajo. -Tras decir esto se fue de allí.
Mariam no había prestado atención a la puerta que había en una de las paredes y miró a su alrededor. La habitación era grande, la cama, las cómodas e incluso los armarios eran grandes. En el suelo había una alfombra roja que cubría casi toda la estancia.
Entró por la puerta que le habían dicho y se encontró con una bañera con agua en su interior, al lado una pequeña estantería con toallas. Una de las paredes estaba completamente cubierta de espejos. A uno lado de la bañera se hallaba una ventana de las mismas dimensiones de la habitación de al lado, cubierta por unas cortinas rojo vino. Las velas iluminaban todo el lugar.
Mariam se desnudo allí mismo, en la entrada, y cerró la puerta.
Al meterse en la bañera noto que el agua estaba prácticamente helada. Nunca le había gustado bañarse con agua fría pero la sensación de ese momento era diferente al que haya sentido en su vida mortal. Sentía como su piel sucia se endurecía y como pequeños impulsos eléctricos recorría cada fibra de su ser. Frotó con un trapo su piel pálida y vio como la mugre se quedaba en el agua.
Intentó relajarse pero no podía dejar de preguntarse donde estaba, como Tanon la había encontrado y la que más le mortificaba...''¿Por qué yo?''
Al salir del baño, todas las luces estaban prendidas y la magnificencia de la habitación era visible.
Las paredes eran blancas con detalles plateados y las telas de la habitación eran rojas vino.
Mariam caminó hasta la cama y tomo entre sus manos blancas el vestido que en ella había.
Era el vestido mas bello que había visto. Al ponérselo se sentía como una reina, jamás tocó una tela tan suave.
Salió de la habitación, hacia su izquierda se abría un amplio pasillo con dos puertas muy separadas entre ellas. Frente Mariam, unas escaleras que bajaban en forma de ''Y'' dando a un amplio recibidor.
Bajó por las escaleras de mármol, a la derecha de aquel enorme recibidor de suelo blanco había un comedor. La mesa era larga y a la cabeza estaba Tanon invitándola a sentarse.
-Por favor... -Le indicó con un gesto a que tomara asiento. Ella hizo caso.
Una mujer de unos cuarenta años se acerco a Mariam y llenó de sangre la copa que había ante ella.
Miró llena de asombro a la mujer, la cual se retiró con educación y los dejó a solas.
-Puedes quedarte conmigo, aquí... en mi casa. Todo lo que ves es tuyo... solo tienes que quedarte y disfrutar. Se acabó lo de matar borrachos, esconderte en huecos putrefactos y sufrir.
>>Acepta.
-¿En que le beneficia en esto?
-Eso es asunto mio. ¿Qué me dices?
Mariam bajó la mirada y aceptó quedarse.
-Tanon... ¿Quien...
-No es comida, es lo único que importa. En el mundo puedes elegir a quien desollar pero a Vanessa ni olerla.
>>Vanessa<< Sentía curiosidad por ella.
-Se enfría rápido. Bebe que hoy no hace falta salir a rondar. - Señaló la copa de sangre de Mariam. De un trago, él, se bebió la copa completa.
Aquella fue una noche tranquila, la primera en muchísimo tiempo para Mariam.
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