Rojo silencio.

Sentada, a oscuras, mira y duda.
La habitación es pequeña y entre sus manos la huida.
La luz tenue apenas ilumina su cara, frente a ella una carta, un adios y un lo siento.
Las lágrimas bañan su cara, pasea los dedos por el arma.
Huir es fácil pero vivir es el reto, vencida por el miedo respira profundo, cierra los ojos y suena en la oscuridad el estruendo.
La pared manchada llora en rojo silencio.



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