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Te echo de menos.

Te echo de menos... Pero no a ti, A lo que solías ser. Te echo de menos... Pero no tus besos, Los sentimientos que traían. Te echo de menos... Pero no tus abrazos, El calor que calentaba mi ser. Echo de menos las personas que traías contigo y las amistades que logré. Echo de menos a la que consideré mi familia y ahora renuncié. Echo de menos todo lo que tenía que ver contigo pero no a ti y el dolor q me traías.

Promesas

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Las promesas que se hacen con el corazón no desaparecen nunca, por más que tratemos de olvidarlas. Se quedan clavadas como un hierro candente cuando no podemos cumplirlas o simplemente nos son negadas su práctica.

Ciudad dormida

La noche era profunda, la niebla caía sobre la ciudad. El frío era cruel, penetraba en los huesos y el silencio resonaba atroz en las calles vacías. Una sombra deambulaba, silenciosa y lenta. Su rostro era una mascara de sangre y expresión vacía. En su mano un cuchillo ensangrentado y sus pies descalzos. La ropa estaba manchada de densa sangre. Entre sus dedos, enredado el pelo, sostenía la decapitada cabeza de una mujer. La expresión de agonía y la mandíbula desencajada reflejaban el sufrimiento antes de su final... Las cuencas vacías eran un par de pozos oscuros y la sangre apenas dejaba entrever el color de su tez. Aún fresca, goteaba por el cuello lo que una vez era la fuente de su vida... roja y brillante se derramaba por las frías calles de esta ciudad dormida.

Carácter humano.

A muy poca gente quiero de verdad, y de muy pocos tengo buen concepto. Cuanto más conozco al mundo, más me desagrada y el tiempo me confirma mi creencia en la inconsistencia del carácter humano y en lo poco que se puede fiar de las apariencias de bondad o inteligencia.

Decirte

Me gustaría mirarte a la cara para poder decirte que acabes con su sufrimiento, es tu responsabilidad. Jamás te dejará.

Instintos que rompen la calma

No te haces ni la más ligera idea de lo que daría por ser la dueña de tus pensamientos. Por ser la causante de tus sonrisas. Daría la vida por detener mi tiempo en tus labios, mi alma por el roce eterno de tu piel contra mi piel. Moriría mil veces por tocar tu corazón y mancharme con la oscuridad de tu alma. Porque en el segundo que tus ojos marrones como el café se detuvieron y chocaron con mi mirada, en ese momento exacto, puedo jurar que, mi alma rota empezó a quererte y a desear vivir para siempre en tu oscuridad. Porque mi lugar en el mundo esta donde este tu ser.  Viviría, la eternidad del universo, en tus silencios. Porque a tu lado todo es emocionante, loco y cautivador. Cada segundo, cada minuto, hora y día que pasa te vas convirtiendo en el dulce veneno que mata mi ser.  No hay nada que quiera más, ahora mismo, que beber directamente el veneno de tus dulces labios. En el millón de personas del mundo, en el millón de situaciones que pudieron suceder.....

Rojo silencio.

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Sentada, a oscuras, mira y duda. La habitación es pequeña y entre sus manos la huida. La luz tenue apenas ilumina su cara, frente a ella una carta, un adios y un lo siento. Las lágrimas bañan su cara, pasea los dedos por el arma. Huir es fácil pero vivir es el reto, vencida por el miedo respira profundo, cierra los ojos y suena en la oscuridad el estruendo. La pared manchada llora en rojo silencio.